Uno de los siete pecados capitales, aparte de ser considerada deporte nacional.
Pero no voy a escribir aquí una parrafada del sentimiento que pueden tener los demás hacia nuestra privilegiada posición ni aprovecharé este foro para reflejar el deseo de cualquiera de cambiarse por nosotros. Hoy quiero dar cuenta de mi propia sensación de envidia, quiero exponer mi propio pecado.
Criado y educado en otros tiempos, entrenado y practicado en otra dimensión del baloncesto, nunca había tenido la oportunidad de vivir el deporte a este nivel.
Un nivel máximo de trabajo, organización, programación y metas.
Siempre jugué por diversión aunque quien me conoce sabe que a veces era exageradamente competitivo. Mis pobres hermanas aún me recuerdan cuando tiraba el tablero del parchís si iba perdiendo....
Esa melancolía engorda mi envidia. Y es que al igual que el asesino de Seven, la película protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman, envidiaba la vida del joven detective, a ratos me cambiaría por cualquiera de nuestros jugadores. Es más, daría 1 año de mi vida por volver a jugar a ese nivel un partido más.
Desde mi posición privilegiada en el banquillo de UCB este año, vivo tan de cerca las sensaciones de nuestros jugadores que me gustaría disponer de su fantástica situación y estado de forma un día más, dos horas solamente....
Verlos, oírlos ayer, me impulsaba a imaginarme de corto, corriendo el contraataque y culminando con una bandeja. Eso sí, no sé si por mi defensa me ganaría ni un segundo de Rafa Gomáriz...Al pecado de la envidia contrapongo ya mi aceptación de la realidad.
Disfrutar de partidos como el de ayer como espectador es divertido, cómo entrenador, estresante pero como jugador, ay, Dios, cómo debe sentirlo alguno de los verdaderos protagonistas.
Si pudiéramos reflejar en una pantalla el cúmulo de sensaciones de un deportista a máximo nivel de adrenalina, sería la más hermosa creación.
Nuestros jugadores, humanos todos, reflejan partido a partido su calidad combinada con una fe ciega en el proyecto, incentivados eso sí por una promesa que ya revelaré....
Hoy le tocó al pequeño.
La competencia va a ser dura todo el año.
Ah, y volvimos a ganar...
Curro Bueno, envidioso.